Una Vida de Familia, Fe y Tradición: Homenaje a Antonina Chieffalo en San Gennaro

La vida de Antonina (Tonina) Mammoliti Chieffalo se presenta como un ejemplo de resiliencia, servicio y devoción a la familia.

Por Angela Barbosa

Cada año, entre agosto y septiembre, el Festival de San Gennaro en Danbury, organizado por la familia Galante, reúne a la comunidad para celebrar la herencia italiana con comida, música y tradición. El festival comienza con una colorida procesión desde Main Street hasta Danbury Green y cuenta con numerosos vendedores que ofrecen especialidades italianas. Este año se celebró la 4ª edición, del 20 al 24 de agosto, continuando con la tradición de honrar la ascendencia y la comunidad. Dentro de esta celebración, la vida de Antonina (Tonina) Mammoliti Chieffalo se presenta como un ejemplo de resiliencia, servicio y devoción a la familia.

Nacida en 1937 en Decollatura, Catanzaro, Calabria, Italia, hija de Michele y Maria Mammoliti, Tonina enfrentó dificultades desde pequeña. Durante la Segunda Guerra Mundial, su padre fue llamado a servir, y tras su regreso, la familia sufrió la devastadora pérdida de su hermano Domenico, víctima del sarampión en 1946. En busca de estabilidad, se mudaron a Valle d’Aosta, donde Tonina recibió buena educación y aprendió francés, habilidad que le sirvió al emigrar a Montreal, Canadá, en 1955.

Allí conoció a su futuro esposo, Salvatore Chieffalo, de Norwalk, CT. Se casaron en 1958, se establecieron en Danbury y criaron a tres hijos—Francine, Domenico y Salvatore Jr.—además de nietos y un bisnieto. Tonina y Salvatore compartieron 58 años de matrimonio hasta el fallecimiento de él en 2018.

A mediados de los años 60, Tonina inició una carrera de 30 años en Davis and Geck, donde pasó de operaria a supervisora del turno nocturno—un logro poco común para las mujeres de la época. Tras jubilarse, se dedicó de lleno al servicio comunitario.

Por más de seis décadas, Tonina ha sido miembro activa del Amerigo Vespucci Lodge. Fue clave para unir los lodges masculino y femenino, dirigió el popular puesto de pizza fritta en los festivales y ocupó cargos como vicepresidenta, tesorera y secretaria. Su entrega a la comida, la cultura y la herencia en celebraciones locales como San Gennaro refleja su compromiso de vida con la preservación de las tradiciones italianas en Danbury.

Hoy, a los 87 años, Tonina sigue disfrutando de los viajes, la buena comida, el idioma, el servicio comunitario y, sobre todo, de su familia—un testimonio vivo de la herencia celebrada cada año en el Festival de San Gennaro.